martes, 16 de octubre de 2012

INDICE DE DESARROLLO SOCIAL

 



El Índice de Desarrollo Humano (IDH)


 El IDH define un valor mínimo y uno máximo para cada dimensión (denominados objetivos) y luego muestra la posición de cada país con relación a estos valores objetivos, expresados mediante un valor entre 0 y 1.

Para medir dicho valor, en 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) creó el Índice de Desarrollo Humano con el objetivo de medir los progresos generales de un país en tres dimensiones básicas del desarrollo humano:

• Nivel de vida digno (medido por el PIB per cápita PPA en dólares);


• Vida larga y saludable (medida según la esperanza de vida al nacer);
• Educación (medida por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta combinada de matriculación en educación primaria, secundaria y superior).

Según este indicativo, el PNUD clasificó en 2005 a 177 países. A la cabeza se encuentran Islandia y Noruega, mientras que en la cola están Burkina Faso y Sierra Leona (las últimas 25 posiciones son de países africanos).



VIDA DIGNA

El derecho a una vida digna
IGNACIO CARRERAS
(director general de Intermón Oxfam)


Las organizaciones no gubernamentales son una respuesta directa de la sociedad civil al sufrimiento de las personas menos favorecidas, y no conviene olvidar ese impulso primigenio a la hora de evaluar su función social y sus perspectivas de futuro. Nuestro propósito es apoyar los esfuerzos de las personas que viven en la pobreza para que consigan su derecho a una vida digna.
La pobreza no es el fruto de un hado maligno o de las fuerzas de la naturaleza, sino la consecuencia de situaciones de injusticia y de problemas estructurales causados por prácticas y decisiones humanas, que pueden y deben ser modificadas en atención a los derechos irrenunciables que todo ser humano posee.


No hay suficiente, pues, con construir un pozo, aportar capacitación agrícola, levantar una escuela, atender un centro de salud o asistir a los damnificados de un terremoto. Esto debe ir unido a un trabajo que ofrezca a las personas y a las comunidades los recursos y capacidades necesarios para que sean ellos mismos lo que afronten su proceso de desarrollo. Pero, cada vez más, hay que trabajar también para que el campesino pueda vender en los mercados locales e internacionales, en condiciones justas, esa cosecha de café, azúcar o arroz de la que depende el sustento de su familia; hay que trabajar para que se condone la deuda externa y esos recursos se inviertan en educación básica para todos; hay que conseguir que todas las personas del mundo, vivan donde vivan, tengan acceso a los medicamentos esenciales y que el sistema de patentes no ponga el beneficio de las farmacéuticas por delante del derecho a la salud y a la vida. Hay que eliminar el comercio ilegal de diamantes que alimenta económicamente los conflictos armados y hay que incidir sobre nuestro Gobierno para que la Ayuda Oficial al Desarrollo deje de ser tan escasa y poco orientada a la erradicación de la pobreza.

En las últimas décadas se ha avanzado mucho en el reconocimiento y exigencia social de los Derechos Humanos, pero mucho menos en el acceso universal a una serie de derechos sociales y económicos esenciales: derecho a unos medios de vida sostenibles, a la educación y la salud, a la protección y asistencia humanitaria, a la participación social y política, a la equidad de género; unos derechos que no es suficiente con enumerar, sino que hay que crear las condiciones objetivas para que puedan ser ejercidos.


Toda persona tiene derecho a unos ingresos suficientes para que él o ella y sus familias puedan vivir con dignidad. Bien está -ésa es la parte esencial de nuestra labor- ofrecer formación o microcréditos a los más pobres para que puedan aspirar a un trabajo mejor remunerado, abrir su propio negocio o aumentar el rendimiento de sus pequeñas explotaciones agrarias, pero nuestra labor no puede limitarse a lo asistencial y aislarse de la realidad social y política en la que se produce, sino que hay que empeñarse también en cambiar las instituciones (entre ellas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial de Comercio) y las estructuras que favorecen un reparto injusto de la riqueza que se produce cada día en el mundo.

Nuestro tiempo se caracteriza por el proceso de globalización. Este proceso puede aportar algunas ventajas potenciales, pero, tal como se está llevando a cabo, sólo beneficia a unos pocos y agudiza las causas estructurales que provocan la extrema pobreza e injusticia que persisten en el mundo.

Nosotros aspiramos a otro tipo de globalización. Que sea equitativa y beneficie a toda la humanidad, que sitúe en su centro al ser humano y el pleno cumplimiento de los derechos fundamentales. Sólo así contribuirá a un desarrollo verdaderamente global, inclusivo y sostenible.

Es inaceptable la situación actual en la que el número de personas que viven en la pobreza no cesa de aumentar y hay 250 millones de niños trabajadores. Para revertir esta situación, las ONG debemos incrementar el impacto de nuestras actuaciones, generando una fuerte conexión entre los programas de desarrollo y de ayuda humanitaria con las campañas de sensibilización y de influencia social y política, impulsando cambios en el ámbito local y en el ámbito global simultáneamente. Y esto hay que hacerlo a gran escala, ayudando a construir y participando en un movimiento mundial por el pleno cumplimiento de los derechos fundamentales, donde la acción de dinamización social de las ONG facilita que cada día más personas se sientan ciudadanos y ciudadanas del mundo y actúen, dentro de sus posibilidades, para que estos cambios sean posibles.




EDUCACIÒN
La UNESCO advierte que millones de niños de los países más pobres del mundo corren el riesgo de verse privados de recibir educación como consecuencia de la crisis financiera.
El reporte Llegar a los marginados. Informe de seguimiento de la educación para todos 2010 anticipa que probablemente un gran número de naciones distará mucho de alcanzar las metas aprobadas por sus gobiernos en 2000, pues no erradican las desigualdades, y los países donantes no cumplen sus promesas.
“Las desigualdades extremas y persistentes debidas a la pobreza, la disparidad entre los sexos, la pertenencia étnica y el idioma frenan los progresos de la educación, despilfarran el potencial humano y socavan la prosperidad”, observa el organismo.




 En México, 34 millones de personas están en rezago educativo; 7 millones son analfabetas; 1.4 millones de niños no asisten a la escuela; más de 1 millón 324 mil tienen menos de cuatro años de estudio, y hay un número inestimable de analfabetas funcionales.
Cifras del relator especial sobre el Derecho a la Educación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) dan cuenta de la marginación y la penuria educativa.
El análisis Llegar a los marginados. Informe de seguimiento de la educación para todos 2010, de la UNESCO, identifica a quien está en la marginación educativa como quien no tiene acceso a los servicios escolares; mientras que aquel que está en la penuria educativa tiene menos de cuatro años de estudios y carece de conocimientos básicos en lectura, escritura y matemáticas.
A nivel mundial, México tiene el lugar 55 en el índice Educación para Todos, que mide el acceso a los servicios educativos. De acuerdo con el informe, tiene el lugar 65 en la cantidad de alumnos que alcanza el quinto grado, y el 66 en alfabetización para adultos. Mientras que en el acceso de las mujeres a la educación, está en la posición 58.


Aunque el país alcanza coberturas en primaria y secundaria del 98 y 92 por ciento, respectivamente, señaló el relator, de cada 100 niños que ingresan a primaria, sólo 66 terminan en tiempo normativo, 17 entran en la universidad y dos o tres en posgrado.
Cerca del 35 por ciento de los alumnos de educación media superior deserta. Ello, advierte el relator, se agrava con un sistema de examen único que conduce a un proceso selectivo y castiga a los que no tienen buenas oportunidades educativas”.

 



SUSTENTABILIDAD TAREA DE TODOS...



VISIÒN EXTRANJERA




INDICE DE DESARROLLO SOCIAL

Existen diversas acepciones para el concepto de Desarrollo Social, el conocido investigador sobre el tema, el Dr. Rolando Franco1, ha encontrado hasta cinco TIPOS DE DEFINICIONES

Desarrollo Social como: Definición:
Desenvolvimiento de la sociedad: Proceso de avance de una Sociedad que sea proxima a una meta deseable, involucra aspectos
económicos, sociales, políticos y culturales.
Bienestar Humano: Proceso que busca la elevación del nivel de vida y el
mejoramiento del acceso de la población a los
bienes y servicios disponibles.
Apoyo a sectores sociales: Mejora de la calidad y cobertura de la calidad de
los servicios sociales básicos, como educación,
salud y vivienda.
Cambio estructural: Proceso por el cual se reducen las desigualdades
entre los diferentes grupos sociales.
Apoyo Social: Mejoramiento del nivel de satisfacción de las
necesidades básicas de la población.


Define como el proceso de avance de una sociedad que se aproxima a una meta deseable. De acuerdo con esto su empleo siempre va a estar asociado a una sociedad y a una época específica, donde los factores estructurales, históricos y políticos serán determinantes de las características que en cada contexto asuma ese desarrollo. 






Referencias electronicas:
 http://www.inegi.gob



http://www.uis.unesco.org/Education/Documents/oosci-lac-executive-summary-2012-sp.pdf
http://www.youtube.com